El Mito de Katari y su Relevancia en la Cosmovisión Andina
El mito de Katari es una figura central en la cosmovisión andina, representando una serpiente mítica que controla las aguas y simboliza tanto la fertilidad de la tierra como las fuerzas destructivas de la naturaleza. Esta deidad, profundamente arraigada en la cultura quechua y aymara, refleja la compleja relación de las comunidades andinas con su entorno, donde la naturaleza es vista no solo como un recurso, sino como un ente vivo con voluntad y poder sobre la vida humana. A través de su representación como una serpiente que se mueve entre ríos, canales de riego y vertientes, Katari personifica la interdependencia entre los elementos naturales y la vida de las comunidades agrícolas andinas.
En la mitología andina, Katari se asocia no solo con la fertilidad del agua, sino también con la idea del equilibrio cósmico y la necesidad de mantener la armonía con el entorno natural. Su figura es comúnmente invocada en rituales y ofrendas durante los meses agrícolas críticos, especialmente en agosto, cuando se realizan ceremonias en honor a la Pachamama y los Achachilas para asegurar la protección de los cultivos y la abundancia del agua. En este contexto, Katari representa una figura dual: es una fuerza de vida que distribuye el agua esencial para la agricultura, pero también puede ser un agente de caos y destrucción cuando no se le rinde el respeto adecuado.
Katari comparte características con otras figuras mitológicas andinas, representado como una gran serpiente que simboliza tanto la sabiduría ancestral como la renovación cíclica de la naturaleza. Esta dualidad se refleja en las creencias que rodean a Katari, quien, además de ser un regulador del agua, también se considera un guardián de los secretos del cosmos, reflejados en la creencia de que todo lo que compone la vida está escrito en sus escamas. Esta conexión refuerza la idea de que los seres mitológicos andinos son vistos como custodios de un conocimiento profundo sobre la naturaleza y los ciclos de la vida.
Además de su papel como controlador del agua, Katari es temido por su capacidad para causar enfermedades graves, especialmente a quienes se atreven a perturbar su dominio acuático. Las dolencias atribuidas a Katari incluyen fiebre, convulsiones y debilidad extrema, condiciones que no solo afectan al cuerpo físico sino que también son vistas como un desequilibrio espiritual causado por la transgresión de los límites naturales. Para tratar estas enfermedades, las comunidades recurren a curanderos locales que emplean remedios tradicionales y rituales de ofrenda para apaciguar al espíritu y restaurar el equilibrio perdido. Esta práctica resalta la importancia de la medicina tradicional en la cosmovisión andina, donde la curación implica tanto una dimensión física como espiritual.
La figura de Katari y su conexión con la justicia y el equilibrio se extiende más allá de la salud física, reflejando también normas sociales y culturales. Al igual que otras entidades míticas como el Kharisiri, Katari actúa como un regulador social, castigando a aquellos que no respetan las normas comunitarias y recordando a la sociedad la importancia de la reciprocidad y el respeto hacia el entorno. Esta función reguladora convierte a Katari en una figura de control social, reforzando los valores colectivos y promoviendo la observancia de los rituales y prácticas que aseguran la continuidad de la vida en armonía con la naturaleza.
En conclusión, el mito de Katari no solo encarna el poder de la naturaleza en la cosmovisión andina, sino que también actúa como un símbolo de la interconexión entre los seres humanos y el entorno natural. A través de sus múltiples representaciones como guardián del agua, agente de enfermedad y figura de sabiduría, Katari recuerda a las comunidades andinas la importancia de vivir en armonía con la naturaleza y respetar las fuerzas invisibles que gobiernan la vida en los Andes. Este mito sigue siendo relevante hoy en día, no solo como una manifestación cultural, sino también como una forma de resistencia frente a las amenazas externas que buscan desestabilizar el delicado equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.
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Equipo🖌️:
Director: Esteban Luis Bustos Andrade
Artista Visual
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Historiadora: Carolina Ibarra Peña
Profesora de Historia y Magíster en Historia por la PUCV, doctoranda en Historia por la U de Valladolid
Links o RRSS: @_krolito
Diseño de Sonido: Onyria Studio
Links o RRSS: https://onyriastudio.cl/ - @onyria_studio
Producción: Myriam Quezada
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Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes.
REFERENCIAS
Martínez Soto-Aguilar, G. (2015). Sobre brujos y lik’ichiris: La creación cultural del horror. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, 20(1), 91-113.
Gonzales Muñoz, F. X. (2021). Cronotopo y símbolo: Ideología mítica en la comunidad de Rumi en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. Literatura y Lingüística, 44, 91-111.